El nombre de Vasco de Gama (Sines, Portugal, 1460-Cochín, India , 1524) está inscrito con letras de oro en la lista de los grandes navegantes que ha conocido la humanidad y en la de los grandes viajes interoceánicos que jalonaron la llamada “ era de los descubrimientos”, un período de casi dos siglo durante el cual los europeos, fundamentalmente españoles y portugueses abrieron nuevas rutas para el comercio mundial. Correspondió al marino portugués protagonizar uno de los hitos más brillante de esa gran aventura: realizar el primer viaje directo desde Europa hasta la India bordeando la costa africana, el viaje oceánico más largo realizado hasta entonces y ek que confirmaría la teoría de que la India era accesible por mar desde el océano Atlántico que ya antes habían tratado de demostrar Bartolomé Días, Pero de Covilhá y Afonso de Pavia.
Una epopeya semejante necesitaba de un poeta de igual altura para loarla, y sería Luíz Vaz de Camôes (Lisboa, 1524-1580), considerado el poeta más importante del renacimiento portugués, el encargado de hacerlo. Publicado en 1572, Os Lusiadas es la narración, en clave elegíaca, del primer viaje de Vasco de Gama, aunque su objetivo final sea cantar la gloria del imperio portugués, desde sus orígenes hasta la fecha en que se escribe. De ahí su nombre, “lusíadas” (“hijos de Luso”) el hijo del Dios Baco del cual descienden, según el relato mítico, los portugueses. Dividido en diez cantos escritos en octavas reales, el verso por excelencia de la lírica culta renacentista, el poema (al igual que La Odisea, que le sirve de modelo) comienza en medio de la acción, con Gama y su tripulación en el Océano Indico y en él se refieren las aventuras anteriores desde la partida en la desembocadura en el río Tajo; los desembarcos en Mozambique, Mombasa , Melinde ; hasta los posteriores con la llegada victoriosa a Calicut (Calcuta). Asimismo se describe el viaje de regreso a Portugal con la noticia del descubrimiento de una nueva ruta marítima hacia la India. Como suceden el poema griego, Camôes otorga una gran importancia los dioses en el destino de sus personajes, al hacer que Vasco de Gama sea por la diosa Venus durante toda su travesía, a despecho de Baco, que se opone a ella, celoso de la gloria que cultivarían los lusitanos si lograban llegar a Oriente.
Cabe señalar que buena parte de estos territorios no eran desconocidos para el propio Camôes, a quien algunos historiadores atribuyen parentesco con Vasco de Gama: había participado como expedicionario en la India y China, e incluso se vio obligado en una de esas expediciones a permanecer durante dos años en Mozambique. A su regreso a Portugal, en 1570, tan sólo dos años antes de la publicación de Os Lusiadas recibió una pensión del rey don Sebastián, como reconocimiento a los servicios prestados a la Corona, que no logró sin embargo, salvarlo de la pobreza.
Al contrario que su gran héroe, que llegó a ser virrey de la India portuguesa, el poeta no disfrutó de otra gloria que no fuese la literaria, acaso la más perdurable de todas, al decir de Borges:
“Quiero saber si aquende la ribera
última comprendiste humildemente
que todo lo perdido, el Occidente
y el Oriente, el acero y la bandera,
perduraría (ajeno a toda humana
mutación) en tu Eneida lusitana.”